F: te amo, te amo, te amo- cada te amo are un beso sobre su rostro, elle
solo reía y abrazaba su cuerpo caliente sobre el suyo, todavía en el sofá- las palabras querían salir corriendo de su boca,
él quería un plan, quería flores y música por todos lados para hacer esto pero su cuerpo debajo del suyo, su sonrisa y su
mirada soñadora le indicaban que no habría tiempo más perfecto
S: lo sé… yo también te amo- coloco su mano derecha detrás de su
nuca y lo halo para un darle un apasionado beso. Él se muerde los labios y la mira fijamente. Sonríe, ella se da cuenta de
que oculta algo- ¿qué?
F: que te amo!- le da un beso- y quiero pasar el resto de mi vida contigo-la
besa nuevamente, muerde su labio inferior- casate conmigo- Sara sonríe, se besan otra vez- ¿aceptas?
S: a mi…- el coloca su dedo índice sobre sus labios
F: disculpa, pero quiero hacer esto bien- se para del sofá, Sara se burla
de su desnudez, él recoge su pantalón y saca la pequeña caja
S: oh!- Franco se arrodilla ante el sofá, ella se sienta
F: Sara, yo te necesito a mi lado, quiero tenerte siempre conmigo- Sara
apoya su cabeza en la suya, se miran a los ojos- quiero hacerte la mujer más feliz del mundo y quiero que nuestros hijos tengan
un hogar estable y quiero que nunca te alejes de mi nunca- Sara lo besa, no puede dejar de besarlo- ¿aceptas casarte conmigo?
S: claro que si! No hay nada que desee más que estar por siempre contigo
mi amor, te amo!- le da un beso, Franco coloca el anillo en su dedo y después la abraza fuerte, lloran, lloran para celebrar
el primer día del resto de sus vidas.
Dos meses después
Estaban todos en la iglesia. La decoración era hermosa, pero no era nada
comparada con la novia, “la más bella de todas” en las palabras de Franco.
Las bodas están llenas de sentimentalismos, siempre hay más de uno que
sale llorando de la iglesia. Pero esta vez, al momento de los votos matrimoniales, más de uno quiso llorar. Franco había aprendido
sus líneas perfectamente, pero cuando se volteo a mirarla y ella le sonrío sintió que no eran suficientes para expresar lo
que sentía y decidió improvisar.
“Sara, cuando te vi por primera vez, estabas sobre tu caballo, el
viento batía tu cabello, ibas mostrando tu hermosa sonrisa, pasaste a mi lado y ni me notaste… lo único que pensé fue “tengo que conocer a esa mujer” pero
al conocerte me di cuenta de que no me bastaba ser tu amigo, para mi suerte ese sentimiento también había crecido en ti. Por
una mala jugada del destino nos separamos y hay muchos testigos de que nunca he sido más miserable en mi vida, nunca me sentí
tan vació, tan falto de esencia, pero ahora, gracias a Dios, estamos juntos de nuevo y tenemos a nuestros hijos que son la
mayor bendición y mi mayor tesoro. Quiero agradecer toda la felicidad que me has dado y todo la que sé que me darás en los
muchos años que estaremos juntos. Te amo Sara”
Rompieron el beso y se miraron emocionados. Caminaron hacia el auto mirando
lo feliz que estaban todos a su alrededor. Oscar y Jimena acababan de llegar de su luna de miel, él estaba feliz, la abrazaba
susurrándole al oído que es el hombre más feliz del mundo. Juan y Norma cargaban a los gemelos, Juan quería casarse, Norma
le pedía paciencia.
Gabriela se fue lejos, no sin antes hablar con Sara y pedirle perdón,
Sara le pidió que no se fuera pero ella necesitaba alejarse de todo. Siempre enviaba postales o algún souvenir para los gemelos.
La fiesta!
Jimena: amor, por qué no ayudas a Juan con él bebe?
O: déjalo, a él le encantan los niños
Ji: y a ti… no te gustan?
O: -sonríe- claro que si! Y prepárate porque yo quiero tener muchos hijos!- ella lo
abraza y le da un beso en la mejilla
Ji: no te preocupes… pronto vas a ser papá- Oscar analizó sus palabras por unos
segundos, ella lo miraba divertida
O: ¿qué dijiste?
Ji: que estoy embarazada mi amor!- él sonrió emocionado y la abrazó fuerte antes de
darle un beso
O: no lo puedo creer!!!!!- dijo más emocionado que nunca
Ji: si mi amor! Pero calmate! – dijo algo asustada porque Oscar parecía demasiado
emocionado
O: dame un segundo!- dijo rápido y se fue corriendo a decirle a todo el mundo que iba
a ser papá, Jimena solo lo miraba ir de mesa en mesa sonriendo, pensó que lo mejor sería esperar a que estén solos para decirle
que esperaba trillizos. Oscar volvió avergonzado a su lado
Ji: ¿qué pasa mi amor? Ya no te gusta la idea?
O: no es eso… es que no te di las gracias- sonrió y la apretó contra su cuerpo
besándola tiernamente- gracias mi amor, gracias por llenar mi vida de alegría
Ji: yo solo trato de devolverte un poco de lo que me das- sonrió y tomo su cara entre
sus manos para besarlo nuevamente.
Franco: amor, ya vamonos
Sara: ahora? Pero el vuelo es en 3 4 horas!
F: lo sé! Pero ahí algo que tenemos que hacer antes de irnos!
Sara: bueno… vamos.
Vendo sus ojos, pero inútilmente porque ella ya sabía a donde la llevaba,
sentía sus abrazos alrededor de su cintura y el caballo a toda velocidad. Iba riéndose, feliz, tan feliz como nunca lo había
sido.
Franco bajó del caballo y la ayudó, después la tomó en sus brazos y la
besó tiernamente.
Sara: ¿qué hacemos aquí?
Franco: vinimos a despedirnos
Sara: no creo que le hagamos falta Franco….
Franco: jaja! Es que la voy a quemar
Sara: ¿pero por qué? Noooo, déjala!
Franco: no…. En este lugar nos escondíamos, escondíamos nuestro
miedos hacia tu madre, nuestra cobardía… yo ya no quiero esconderme- Sara lo miraba interesada, nunca había visto las
cosas de esa manera
Sara: sabes qué tienes razón! Nunca tuvimos el valor de enfrentarlos al
mundo y decir que estaríamos juntos pase lo que pase hasta ahora- Franco sostuvo su cintura y besó su cuello
Franco: ahora no tengo miedo de nada ni de nadie Sara… si estoy
contigo soy capaz de todo –dijo susurrando en so oído
Sara: vamos adentro ¿no?- dijo sonriendo.
Miro todo con eterna melancolía, este era su nido de amor, el refugio
de sus penas… ya solo tendría sus brazos para refugiarse del mundo, lo que no le resultaba injusto. Sus hijos siempre
la hicieron muy feliz, pero faltaba algo, faltaba él. Ahora lo tenía, cerca y para siempre.
Franco: ¿en que piensas?- preguntó pegando su cuerpo contra el suyo
Sara: en que me haces muy feliz- dijo apoyando su cabeza en su pecho
Franco: porque eres la razón de mi vida Sara, tu y mis hijos me completan
Sara: ¿te hacemos feliz?- el tomó su cara entre sus manos y la miró a
los ojos
Franco: no te imaginas cuanto- ella sonrío y besó sus tiernos labios con
devoción. Él la fue empujando lentamente hasta el borde la cama blanca. Ella quitó los botones de su camisa y acarició su
pecho sensualmente. Él hizo que su ropa cayera toda al suelo para admirar su cuerpo desnudo, paso su mano por cada una de
sus curvas y la empujó ligeramente sobre la cama. Se acostó sobre ella, sosteniendo su cuerpo caliente entre sus brazos y
besando sus hombros. Fue dejando besos en todo su cuerpo, disfrutando la suavidad de su piel. Separó sus piernas lentamente
mientras la miraba sus ojos impacientes.
Sara gemía suavemente con cada toque de su lengua, arqueaba su espalda
mientras pasaba su mano derecha por su cabello. Él disfrutaba como nada hacerla sentir así, tan apasionada y tan mujer. No
había nada tan dulce como ella ni nadie tan perfecto ante sus ojos.
Subió por el mismo camino por el que bajó, se detuvo en su pecho y lo
besó encandecido. Ella no aguantaba más sus juegos y sentía quemarse por dentro. “ahora Franco” le dijo casi en
una suplica y él envolvió su pierna alrededor de su cintura. Entró en ella suavemente mientras ella gemía y se aferraba a
su cuerpo desnudo y caliente. Se movía a su merced, al pie de sus deseos.
Ella apretó su cuerpo contra el de Franco cuando sintió sus adentros contraerse.
Temblaba ligeramente mientras el a la vez, se liberaba dentro de ella dejando que los incontrolables gemidos salieran de su
boca.
Franco cayó sobre su pecho, inhalando fuerte, al igual que ella quien
acariciaba su espalda desnuda y sonreía.
Sara: fue maravilloso
Franco: contigo siempre lo es- dijo sonriendo y besando su estomago.
Descansaron unos minutos y se pararon listos para marcharse y no volver
jamás a ese lugar.
Sara: ¿estas seguro de esto Franco?
Franco: muy seguro
Sara: y si el fuego se expande?
Franco: ya vienen unos vaqueros en camino, ellos saben como controlarlo,
vienen preparados
Sara: ah… y me dejas hacerlo a mi?- él sonrío
Franco: claro que si- le dio un beso y le pasó la antorcha, subieron al
caballo y Franco encendió la antorcha, ella la lanzó a la cabaña y en pocos minutos un gran fuego surgió en medio del bosque.
Franco pateo su caballo y cabalgo hacia su nueva vida, una donde no tenía que esconderse de nadie y donde podía gritarle a
los cuatro vientos que Sara Elizondo era la mujer de su vida.
Fin!